Luego de un receso por Internet hemos vuelto, con lo que alguna vez fue sueño, luego idea apalabrada y finalmente realidad. Hace poco mencionábamos nuestras intenciones de edificar un invernadero y como no somos lerdos ni perezosos nos pusimos en campaña para llevarlo a cabo. La oportunidad se presentó de la mano de un amigo de la casa, un reconocido carpintero de la Comarca quien porta el sobrenombre de “Chiquito”, un glorioso artista de la madera que se presentó un nuestro humilde hogar para ayudarnos a darle vida a este pequeño proyecto que esperemos nos de muchas satisfacciones.
En una tarde, en la que por cierto recibíamos la visita de parte de nuestra familia, la estructura quedó presentada, con lindas terminaciones y fuerza en sus líneas. Más tarde llegó la hora de techar el tinglado y así fue como se le dió forma a una nueva fuente de alimentos puros, que nacerán de nuestra preciada tierra para llegar hasta el corazón de nuestra cocina de la manera más natural conocida.